persona cambiando divisas

Vínculos con mafias y complicidad del sistema financiero convierten al país asiático en un destino perfecto para el dinero del narco y otras actividades ilícitas latinoamericanas.

En agosto de 2018, un jurado especial de Colorado, EE. UU., presentó cargos contra 16 narcotraficantes que movían cocaína de México a los Estados Unidos y luego lavaban el dinero de sus ventas mediante bancos chinos. La dinámica no es nueva, en 2017 la Administración para el Control de Drogas de los EE. UU. (DEA en inglés) advirtió que grupos criminales de México, Colombia y Venezuela utilizan sus contactos con las mafias chinas para lavar dinero mediante entidades bancarias del país asiático.

Sara Hsu, profesora asociada de Economía en la Universidad Estatal de Nueva York y especialista en el sistema financiero chino, explica que la nación asiática es un destino atractivo para el lavado de dinero del crimen latinoamericano. Una de las razones es porque se ha fortalecido el vínculo entre grupos como los carteles mexicanos de la droga y las mafias chinas.

“Es cierto que en el pasado las regulaciones chinas sobre lavado de dinero eran algo menos estrictas”, dijo Hsu a Diálogo. “Pero el impulso viene de que hay algunas bandas criminales chinas que están dispuestas a cooperar con los delincuentes latinoamericanos para lavar dinero y participar en otras actividades fuera de la ley, entonces son facilitadores importantes para las organizaciones [criminales] latinoamericanas”.

El criterio de Hsu coincide con el planteamiento de la DEA en su Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas 2017, sobre el papel que cumplen las organizaciones criminales chinas, en especial las que operan en los EE. UU., como facilitadoras del lavado de dinero para criminales latinoamericanos. “Juegan un papel clave en el lavado de las ganancias de las drogas ilícitas. Las organizaciones criminales transnacionales asiáticas involucradas en el lavado de dinero contratan sus servicios y, en algunos casos, trabajan en conjunto con otros grupos delictivos como las organizaciones criminales transnacionales mexicanas, colombianas y dominicanas”, asegura el informe.

Hsu comenta que entre las tácticas más comunes empleadas para el lavado de dinero se encuentran la compra de productos de China y los intercambios comerciales falsos mediante casinos en Macao y casas de cambio de divisas chinas. Gonzalo Villa, director para Latinoamérica de la Asociación de Especialistas Certificados en Delitos Financieros, con sede en Miami, Florida, agrega a esas estrategias el uso de criptomonedas, como el bitcóin.

“Se sienten atraídos por el bitcóin y otras monedas similares debido a su percepción de anonimato y a su sistema descentralizado”, dijo Villa a Diálogo. “Por ejemplo, la red oscura o dark web se ha convertido en el lugar de elección para la actividad ilegal en línea. Las criptomonedas, son un método empleado cada vez más por los delincuentes”.

 Una modelo demuestra el funcionamiento del primer cajero automático de bitcoines en Hong Kong, el 25 de noviembre de 2014. Bitcóin es una moneda basada en un software creado en 2009 por alias Satoshi Nakamoto. (Foto: EyePress Noticias/AFP)

La DEA también confirma que los bitcoines y otras monedas virtuales le permiten a los carteles de la droga latinoamericanos transferir con facilidad ganancias ilegales a escala internacional. “El bitcóin es la forma de pago más común para la venta de drogas en los mercados de redes oscuras como la denominada deep web y surgen como un método deseable para transferir las ganancias de la venta de drogas ilícitas a escala internacional”, dice la DEA en el informe.

El sistema financiero chino es cómplice

Es importante no perder de vista que muchos de los métodos empleados para el lavado de dinero del crimen latinoamericano en China tienen como soporte un sistema financiero que ha sido sancionado con frecuencia por sus pobres regulaciones. “China se ha convertido en un centro atractivo a nivel internacional para el lavado de dinero debido a las debilidades de su sistema financiero”, asegura Villa.

En los últimos años, varios bancos chinos recibieron sanciones o amonestaciones en los Estados Unidos por incumplir los regímenes legales para la prevención de los delitos financieros ligados al lavado. En 2018, el Industrial and Commercial Bank of China Financial Services LLC fue sancionado por las autoridades de los EE.UU. y los reguladores de la industria financiera por fallas en su programa de cumplimiento antilavado de dinero; la oficina central de la empresa en Nueva York fue citada por deficiencias en sus programas antilavado y se le impuso una multa de USD 12,5 millones.

Así, en 2016, el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York impuso una multa de USD 215 millones al Agricultural Bank of China por violar las reglas de lavado de dinero, en gran medida por ocultar en forma deliberada transacciones sospechosas y silenciar a su oficial de cumplimiento. En 2015, la Reserva Federal y el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York ordenaron al banco China Construction Bank que ajustara los controles de lavado de dinero en su sucursal de Nueva York para resolver una acción judicial presentada por ambos reguladores.

Esas debilidades que el sistema financiero chino pareciera poco interesado en corregir se vuelven el aliado ideal para los delincuentes latinoamericanos, quienes en su necesidad de lavar el dinero generado por negocios como la venta de droga han encontrado en China la combinación perfecta entre criminales aliados, mecanismos de legitimación de capitales y bancos cómplices.